La vida vivida en la palabra de Dios es una vida sólida, es una vida que avanza y que crece. Vamos, hermanos, a la palabra del Señor. Voy a ser juicioso en el uso del tiempo porque hemos hecho muchas cosas ya que son de bendición pero precisamente de eso se trata; queremos ser una iglesia que honre la palabra de Dios y que reconozca su importancia. Y hemos estado haciendo este recorrido a través de la carta a los Romanos que nos ha mostrado el misterio de la vida vivida sobre la gracia de Dios.
Hay un reconocimiento central en toda esta epístola a los Romanos de que el hombre no se puede salvar por su propia justicia. Pablo se encarga, una y otra vez de mostrarnos que nadie puede justificarse delante de Dios por sus buenas obras. Ningún ser humano puede decir yo voy a entrar al cielo porque me comporté perfectamente, como Dios esperaba. Todos hemos fallado y fallaremos. Y Pablo lo puso muy bien, “... por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gracia de Dios....”
Y toda la epístola a los Romano, en una manera u otra, da vueltas alrededor de esa verdad central. Y el propósito de Pablo es remachar esa idea, afincarla bien, que no quede duda de que todo ser humano solamente puede ser salvo por medio de la persona de Jesucristo. Y todas las demás cosas que él discute en una manera u otra están relacionadas con esa verdad.
El Apóstol Pablo trata en varias ocasiones de afinar detalles, de aclarar posibles confusiones, de responder a preguntas que él, en su mente, anticipa que le van a hacer con respecto a las afirmaciones que él hace acerca de la importancia de la gracia en todo momento. Por eso él habla acerca del bautismo, habla acerca de la muerte, habla acerca de Abraham, habla acerca de el nuevo Adán; todas esas cosas están relacionadas con el mismo tema: de que la salvación es por la gracia.
En el Capítulo 7 donde estamos hoy, él continua desarrollando algunas ideas, como buen teólogo, como buen erudito, él está afinando, matizando las cosas, hilando fino, como dicen algunos por allí.
Él introdujo en el Capítulo 6 el tema de la muerte. Recuerdan ustedes que el domingo pasado hablamos de muerte y de vida. Al identificarnos con la muerte y con la vida, por la resurrección de Jesús, hay unos beneficios que obtenemos. Al identificarnos con la muerte, a través del bautismo, nos identificamos con la muerte al pecado y también la muerte a la ley. Son dos cosas a las cuales morimos: la dictadura del pecado que nos mantiene siempre esclavizados y atados a pecar, pecar, pecar, vivir una vida de continua violación de la ley de Dios; y la muerte a la ley también, porque es como si desaparecemos del mapa y ya la ley nos busca para condenarnos y no nos encuentra, porque ya morimos. Estamos escondidos.
Dice Pablo en otro pasaje que nuestra vida está escondida juntamente con Cristo. Es decir, ese es el aspecto de muerte en el sentido defensivo de la palabra. Pero también hay vida, hay resurrección. Una y otra vez usted va a encontrar ese concepto a través de toda la Escritura y por eso insistimos en estos conceptos porque le van a ayudar a usted a navegar la Biblia. Cada vez que usted encuentre estas referencias a morir y a resucitar en Cristo, usted va a entender qué es lo que está diciendo Pablo.
Resucitamos con Cristo al salir de las aguas bautismales, simbólicamente, y eso nos da poder, como decíamos para vencer ataduras, poder para vencer circunstancias, problemas en la vida, nos da autoridad. Dice que el Señor nos resucitó y nos sentó juntamente con Cristo en los lugares celestiales.
¿Recuerdan todo eso? Así que no es solamente muerte, no es solamente huir de cosas, sino también es ir hacia cosas bien positivas. Entonces en el Capítulo 7, el Apóstol Pablo continua desarrollando esas ideas. Él las enfoca de diferentes perspectivas y las va aclarando.
Por ejemplo, en el Capítulo 7, él en los primeros 6 versículos, él hace una ilustración judicial acerca de por qué es que al identificarnos con la muerte con Cristo, eso es beneficioso para nosotros. Él dice aquí:
“...¿Acaso ignoráis, hermanos, que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que este vive? Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido, mientras éste vive, pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido....”
¿Qué es lo que él está haciendo aquí? Él está haciendo una ilustración y la idea central es esta. Cuando hay muerte en una persona la ley deja de ser relevante, deja de tener vigencia.
Por ejemplo, digamos ustedes, hermanos, ¿sabe usted que si usted se muere usted queda libre de las deudas de la Visa, de la Mastercard? Diga gloria a Dios. ¡Aleluya!
Ya los bancos no lo van a poder encontrar. Es más, tengo todavía una mejor noticia, ni el IRS, ni rentas internas, no va a tener que pagar más impuestos, ni nada. Gloria al Señor. Comienzan a hablar en lenguas. Digan ¡Aleluya! Padre, gracias!
¿Por qué? Porque usted murió. Cuando uno muere ya la ley ya todos los tickets de tráfico tampoco tienen relevancia, todas esas cosas ya completamente desaparecieron del mapa. No hay child support, no hay nada. Se pone más bueno, mientras más voy diciendo, uno como que quiere morirse entonces ¿no?
Pero, la idea es que la muerte como que pone una barrera de impedimento entre la persona que ha muerto y la ley. Y Pablo usa esa ilustración para decir, así mismo es, cuando nos identificamos con la muerte con Cristo, es como si efectivamente, judicialmente, ante los ojos de Dios, hemos muerto a todas las deudas que teníamos con Dios. La muerte de Cristo viene a ser nuestra muerte y entonces ya no hay condenación por medio de la ley.
Eso es esencialmente todo lo que él dice en ese aspecto del versículos 1 al 6. Dice en el versículo 4, por ejemplo, “... así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos a fin de que llevemos fruto para Dios...”
Mire, aquí se introduce una idea muy importante también. Y es la siguiente: cuando nosotros morimos en Cristo, simbólica, judicial, espiritualmente, morimos a la condenación esa de la ley, pero no se queda ahí, sino que en un sentido también, como decíamos este juego de muerte, resurrección, resucitamos para ser de otro; como una mujer que enviuda pero entonces se casa inmediatamente con otro.
¿Con quién nos casamos después que morimos al pecado? Con Cristo. Ahora, es como si nosotros somos todos femeninos y Cristo es nuestro esposo. De hecho, por eso la iglesia es la esposa del Cordero. Un día Cristo celebrará las bodas del Cordero. Su iglesia simbólicamente se casará con ella. Pero ahora, en un sentido nosotros al morir al mundo, a la carne, al pecado, a la ley, nosotros resucitamos a una vida bajo la tutela, el señorío de Cristo Jesús.
Ahora, ¿sabe lo bueno, hermana? Es lo siguiente, quizás tu no estás tan contenta como tu esposo te trata, pero Cristo nunca te va a tratar mal. Diga amen. Gloria a Dios. ¡Aleluya!
Cuando nos casamos en Cristo, ahora tenemos un Señor que nos va a tratar bien. Todo lo que él hace va a ser para nuestra bendición. Todo lo que él hace va a ser para avanzarnos y bendecirnos. Pero, es decir, no es solamente que estamos muriendo a cosas negativas: no hagas, no toques, no digas esto.
No, si dice ahora que “....hemos resucitado a fin de que llevemos fruto para Dios”. Ahora somos de Cristo y antes hacíamos obras de maldad, obras de pecado y ahora se espera que hagamos obras de bendición, obras de santidad, frutos para gloria de Dios.
¿Recuerda eso? Dios te libra de muchas cosas pero es para que tengas libertad para hacer cosas buenas. Por eso yo no creo en una espiritualidad que siempre está diciendo a la gente solamente: no hagas esto, no vayas por allí, no digas esto, no mires, no pienses; porque eso es todo como negativo. Cristo nos ha llamado a hacer vidas positivas, vidas productivas, vidas que hagan el bien, vidas que crezcan, vidas que aprendan, vidas que lleguen a toda su plenitud. No es solamente lo negativo.
Yo creo que una espiritualidad sana, es una espiritualidad donde hay balance. Y una de las cosas que yo he descubierto acerca de la epístola a los Romanos es que es una epístola muy balanceada: nos llama a una espiritualidad sana y balanceada. Yo espero tener oportunidad de trabajar eso un poquito más.
No es solamente huir de lo malo sino ir hacia el bien. No es solamente escapar de la muerte, sino ir hacia la vida en Cristo Jesús. Es interesante en el versículo 5 dice:
“... porque, -y eso quiere decir que está explicando lo que acaba de decir- ....porque mientras estábamos en la carne las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte...”
Aquí el Apóstol Pablo introduce un concepto bien interesante y que surge en varias ocasiones. Por ejemplo en la epístola a los Gálatas surge esta idea también de que la ley interesantemente es como una plataforma que usa el pecado para manifestarse. Pablo quiere hacer una aclaración: la ley no es mala, en sí misma. Dios la usó para atraparnos y llevarnos hacia la gracia y hacia la salvación que es a través de Cristo Jesús.
Sabe usted que Dios es un Dios que piensa a largo plazo. Dios es un Dios que piensa estratégicamente. Es un Dios que planifica y Dios en su infinita sabiduría inventó la ley judaica e hizo un experimento con el judaísmo como un micro cosmos de la humanidad, como un representante de la humanidad, y allí les dio leyes a los hebreos para que ellos descubrieran algo muy importante y es que era imposible para ellos salvarse simplemente por sus buenas obras que necesitaban a alguien, más bien, que los salvara, que no eran ellos mismos los que podían hacer su salvación. Y Dios se tomó siglos para establecer este precedente claramente ante la humanidad, para preparar el camino para su Hijo Jesucristo y para la salvación por gracia.
Entonces, la ley, hay un concepto que se da varias veces en la Escritura: la ley ha servido como una señal, como hemos dicho antes, ¿no? Para que se sepa hay pecado y entonces en un sentido, la ley es casi como un instrumento. La gente podría decir ‘bueno, entonces un instrumento para el pecado’. Pero Pablo dice, ‘no, no, no es así. No es que es un instrumento de pecado, es que hay en nosotros ciertas condiciones, cierta naturaleza inherente. En el contexto mundial humano, hay condiciones que apuntan al hombres inevitablemente hacia el pecado y la ley es simplemente el espejo que señala esa condición humana. Así por eso él dice “... las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros –es decir, en nuestros cuerpos- ... llevando fruto para muerte.”
Dice en el versículo 6 “.... Pero ahora estamos libres de la ley por haber muerto - ¿ve? El concepto de muerte que libera de la ley- .... para aquella en que estábamos sujetos de modo que sirvamos ahora bajo el régimen nuevo del espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra”.
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